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Militantes de la diversidad de sexual de Villa María, que desde hace varios años alzamos la voz por la lucha de nuestros derechos, hoy sentimos y queremos compartir con el resto de nuestros vecinos la inmensa felicidad de pertenecer a un país que prioriza la consolidación de su democracia participativa e inclusiva.
Estamos felices por que sentimos que la ley no solo protegerá los derechos de nuestras familias -que por cientos de años existieron en la marginalidad y la discriminación política- sino que nos reconforta mas aún saber que éste es el comienzo de la construcción de una sociedad diferente, superadora por que intenta ser mas justa.
El trabajo continúa y ahora mas que nunca: “ educación para la integración, la educación para libre convivencia en el respeto a la diversidad y en armonía”. Ahora el gran desafío de trasladar las letras de la ley a realidad diaria y cotidiana de todos. Fundamentalmente de nuestros niños.
Las organizaciones de la sociedad civil y millones de lesbianas, gay y trans, o sea, los millones de argentinos con orientación sexual disidente a la pretendida heterosexualidad normativa ya forjamos un camino de inclusión al levantar la bandera de nuestro orgullo en cada uno de nuestros pueblos y ciudades. La militancia en ciudades pequeñas como Villa María y nuestra región la hacemos las lesbianas, gays y trans que todos los días intentamos compartir nuestra forma de amar con nuestros compañeros de trabajo, en nuestro barrio, en las instituciones donde nos hemos formado. Aquí todos nos conocemos y la militancia de la cotidianeidad de nuestras vidas ha sido una instancia cuya decisión no fue fácil pero fue absolutamente necesaria y hoy tiene sus frutos.
Los que decidimos resistir aquí donde nacimos y vivimos, hoy nuestro recuerdo a todos los compañeros de la diversidad que en momentos muy duros tuvieron que emigrar de Villa María y la región huyendo de la discriminación y el mal trato social que antes era justo impartirle a los homosexuales con la complicidad de las instituciones que en este debate a todas luces mostraron a los argentinos su intolerancia. En este sentido agradezco y reconozco el valor de todos mis compañeros de militancia que le pusieron el cuerpo a su dignidad con nombre y apellido y miramos de frente a la sociedad villamariense y la interpelamos con decisión.
Hoy es un día de inmensa felicidad para nuestra comunidad pero también un día para renovar los compromisos. Un día histórico donde nuestro Estado confirmo el rumbo a consagrar un verdadero estado laico, cimentado en la racionalidad y no en los fundamentalismos religiosos. La intolerancia de la jerarquía eclesiástica católica y de algunas iglesias evangelicas quedo a todas luces descubierta y en nuestras ciudad sus lastimosas representaciones también mostraron en todo este tiempo su concepto cerrado y autoritario del amor y la falta de respeto hacia nuestra forma de amar y pensar.
Afortunadamente muchos creyentes no se sienten para nada representados en estas conducciones políticas eclesiásticas por que muchos esperábamos que en un acto de amor intentaran ponerse en la piel del otro, intentaran ponerse en nuestro lugar y nos abrazaran como minorías dolorosamente segregadas y discriminadas por la historia. Esperamos de estas instituciones un acto de empatía por que nosotros sólo entendemos y sentimos el amor de manera diferente. Y es en esta manifestación de la riqueza del amor donde teníamos la esperanza de ponernos de acuerdo. No fue así y por suerte la gran tarea de los medios de comunicación que llevaron a cada televisor argentino los fundamentos de todos los sectores, nos ayudan a tener memoria.
Hemos sostenido siempre que los fundamentalismos religiosos nada tenían que hacer en este debate de la racionalidad del Estado democrático pero tuvimos que soportar igualmente sus humillaciones. De todos modos sus participaciones fueron constructivas, ahora mas argentinos saben como piensan y funcionan las instituciones de las que son parte y ahora mas argentinos interpelaran a esas representaciones. Gracias a la democracia que nos permite participar y construir consensos en los disensos.
Gracias a la Universidad Popular que nos abrazó en Villa María desde un primer momento, al Prof Gerardo Russo por su respeto, compresión y apoyo. Y fundamentalmente a los legisladores cordobeses Norma Motandini, Cecilia Merchan, Luis Juez y en especial a Nora Bedano quien fue la primer intendente en incorporar un programa municipal para la inclusión de las minorías en nuestra ciudad.
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