Me considero un participante activo de mi escuela.
Una escuela que sufrió inevitablemente momentos de crisis, que también padeció los ’90, esa década aún más infame que la del ’30.
Como resultado de la historia, hoy me encuentro con una escuela profundamente marcada por la cuestión social. Entiendo, tal como lo explicó el sociólogo Christian Baudelot, que la escuela es un reflejo, un espejo de la sociedad, una parte de ese universo que lo representa fielmente.
Uno de los temas que nos aqueja como representantes del Centro de Estudiantes, y por el que bregamos desde cada uno de los espacios que nos propusimos llenar, es la idea de la participación.
Aunque observamos en los últimos años un creciente interés en la participación de los jóvenes en materia de debates y discusiones, de afiliación a grupos y organizaciones sociales, creemos que la actividad continúa limitada por las condiciones socioculturales, la dinámica institucional y la especificidad de la institución escuela.
Por un lado, los límites que provoca esa condición sociocultural nos habla de la necesidad de disminuir las diferencias, de comenzar a luchar por una escuela más igualitaria, más equitativa, más justa.
Necesitamos hacerlo, porque de esto también depende la funcionalidad de la institución. Necesitamos hacerlo porque así, y sólo así encontraremos a la escuela como un ámbito en el que participemos todos, en el que propongamos, ideemos y proyectemos todos.
Por otro lado, la condición histórica nos proporciona una luz de esperanza. Muchos de los pilares que forman parte del ideario Sobraliano nos incitan a ir por más.
Fomentar la participación de todos, hacer entender que a la escuela la construimos también los alumnos y no solamente los directivos, y que, a partir de allí, será posible el cambio, un cambio que debe comenzar en las escuelas porque es allí en donde formamos nuestra ideología y nuestros primeros vínculos con los social.
Hacer comprender que, de alguna manera, todos somos parte de esto, de esta reestructuración de la educación que fue devastada en las últimas décadas pero que ha recuperado un papel preponderante en la escala de lo social gracias a las actuales gestiones gubernamentales.
Esa es nuestra idea como Centro de Estudiantes, y eso es lo que se va a intentar lograr. Difícil, sí, lo es. Pero no imposible.
desde Facebook, Augusto Niedfeld. Centro de Estudiantes I.S.B.R 2010.
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