Cuando un aspirante a dirigente aprovecha oportunidades para criticar, aprovecha oportunidades para acusar, aprovecha oportunidades para entorpecer, corre el riesgo de ser percibido por la comunidad como un mero aprovechador oportunista.
Buena parte de la sociedad civil, las instituciones barriales y la clase dirigente de la ciudad repudió el cobarde ataque del que fue víctima el intendente Eduardo Accastello. La condena al hecho violento era la única postura posible pero algunos encontraron allí la oportunidad para señalar supuestos desaciertos de la administración municipal que justificarían la reacción de los permisionarios de taxis. También encontraron la oportunidad de anticipar propuestas que presentarán, también, cuando lo crean oportuno.
Estoy convencido que la ciudad necesita dirigentes comprometidos, que pongan su capacidad y su trabajo para mejorar la ciudad hoy, que aporten a la solución de los conflictos sin especulaciones electoralistas, que no apuesten al fracaso ajeno para construir victorias propias. La concepción competitiva de la política, con ganadores y perdedores, ha sido perjudicial para la sociedad, responsable en gran medida de los desencuentros de los argentinos y del retraso en el desarrollo de nuestra conciencia cívica.
Habrá otro momento para el necesario debate de políticas públicas. Hoy importa rechazar la violencia. Así lo entendió la comunidad villamariense en su conjunto. Así lo entendimos todos menos algunos, que se quedaron solos con su oportunismo. Una verdadera pena.
Héctor Guillermo Muñoz
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