La correcta caracterización del país a principios de la década de 1940 es un aspecto esencial para poder interpretar correctamente la irrupción del peronismo en la escena nacional y la adhesión de las masas obreras al nuevo movimiento político. Para el año 1943 la Argentina era un país semicolonial, dependiente del imperio Británico. Este imperio, había deformado su economía ligándola íntimamente a las alternativas de las grandes potencias, ejerciendo de esta manera el control de su economía y de la toma de las decisiones políticas en el país. La profundización de estas políticas por parte de los sectores dominantes tornaba al estado argentino en "prisionero del control oligárquico-imperialista". (Juan José Hernández Arregui, Nacionalismo y liberación)Esta situación, que se manifestó claramente durante la década de 1930-1940, recibió el nombre de "crisis de dependencia de la Argentina frente a las naciones industrializadas", y generó un sentimiento de indignación y humillación en amplias capas sociales ante los manejos que los círculos terratenientes hacían del aparato estatal en beneficio propio y de sus socios, el capital extranjero. Esta realidad que no era exclusiva del país, también pesaba sobre todos aquellos países "atrasados" del continente americano, asiático y africano, que veían como se hundía el nivel de vida de las grandes masas campesinas y obreras que los habitaban. Este explosivo panorama mundial, más la crisis del imperialismo, producto de la segunda gran guerra, trajo aparejado "un terremoto histórico que cambia la faz del planeta. En ese año (1945) las grandes masas de los países coloniales bajaron a la arena", iniciando un "ciclo de levantamientos nacionales revolucionarios que luchan por su autodeterminación". (Jorge Abelardo Ramos, Proletariado y Bonapartismo)Aquel 17 de octubre en la ciudad
En este marco de levantamientos nacionales contra las política imperialistas, la extraordinaria e inédita movilización de masas producida el 17 de octubre de 1945 se transformará en el icono popular que permitirá coaligar tras la figura de Perón a todas las tendencias nacionales y populares
en un gran movimiento antiimperialista dispuesto a terminar con la dominación extranjera en el país.
En la Villa María de 1940 esta necesidad de enfrentar la crisis de dependencia que azotaba al país estaba ya arraigada en diferentes sectores políticos y sociales. La clase obrera local se manifestaba contra "la explotación de los terratenientes y los monopolios imperialistas",
"contra la carestía de la vida" y por "la creación de fuentes de trabajo y el respeto de la legislación obrera"
entre otras tantas reivindicaciones. Mientras que el Centro Mutualista Hipólito Irigoyen, encabezado por el dirigente radical Salomón Deiver, desde las páginas de
Tercero Abajo se mostraba
preocupado por la dependencia económica que mostraba el país frente a las naciones industrializadas:
La carencia de muchos artículos manufacturados en nuestro país debiera servir de estímulo a los capitales argentinos, y es lección más que elocuente, para comprender la inmediata necesidad de dar gran impulso a la producción industrial de todo orden, complemento básico de la independencia económica de un país, sin la cuál la independencia política es tan solo una verdad relativa.
Diferentes sectores, similitudes en sus necesidades y aspiraciones. La misma conciencia sobre la urgencia de mayor intervención estatal en la vida económica y social de los argentinos. Y cuando el Coronel Perón lanzó desde la Secretaría de Trabajo y Previsión un vasto plan nacional de asistencia social en el ámbito laboral, habitacional, alimentario y sanitario para el mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y sus familias, aquella incipiente adhesión se transformó en decidido acompañamiento a Perón.
De esta manera el coronel consolidaba su figura y afianzaba su relación con el aparato sindical. Y esto también
se percibía en nuestra ciudad. El 28 de octubre de 1944 Perón arribaba a Villa María y a la vecina Villa Nueva. Ese día, a los actos organizados por la "comisión de homenaje" a Perón asistieron cerca de veinte mil personas provenientes de los barrios más populosos de la ciudad –Villa Aurora, Villa Emilia, La Rural, Rivadavia, Chaco Chico, La Calera-, de Villa Nueva y de distintas localidades de la provincia, en una clara demostración del apoyo que Perón cosechaba por estas tierras.
Estos actos servirían también para hacer más fluida la relación entre Perón y los dirigentes políticos y sociales villamarienses que seguían con atención su ascenso y predicamento.
Como producto de su encuentro con
Perón, a comienzos de 1945 Lisandro Videla, asume como Secretario
de
la delegación regional de Trabajo y Previsión. Este médico de dilatada militancia radical emprende una eficaz labor tendiente a resguardar los derechos laborales de los sectores trabajadores en la ciudad.
Al igual que el Dr. Lisandro Videla otros dirigentes de la intransigencia radical asumirán importantes puestos de conducción en las estructuras políticas y sociales locales. Félix Grissoni se transformará en Comisionado Municipal, José Alexinecer asume la estratégica jefatura política departamental, el Dr. Sebastián Figueroa
oficiará de director de la Asistencia Pública Municipal, y Lorenzo Passero se perfilaba como el futuro Secretario General de la C.G.T. Todas estas designaciones obedecían a "la decisión de estructurar los futuros cuadros partidarios del interior de la provincia", porque "el gobierno necesitaba de `hombres políticos que se le allegasen para ganar las elecciones´" en el orden provincial y municipal.
Con este panorama político de fondo, la dirigencia sindical y los actores políticos locales siguieron expectantes el curso de los acontecimientos que se sucedían en Buenos Aires:
Horas de tensa calma se vivieron, en nuestra ciudad, en la jornada del 17 del octubre de 1945, cuando densas columnas de trabajadores, en la capital federal, reclamaban la presencia de Juan Perón, mientras que aquí, la febril actividad de por lo menos, diez sindicatos, en un histórico desafío de su poder de convocatoria, adherían al paro total de actividades dispuesto para el día posterior. Que era, en rigor, una contundente definición política. En las últimas horas del día siguiente, jueves 18, mientras el comercio permanecía con sus puertas cerradas, cientos de trabajadores se fueron concentrando en la plaza '4 de junio' (ex- 'Centenario') para protagonizar aquella jornada de histórica trascendencia en la vida nacional. En esas circunstancias hablaron a la multitud los dirigentes obreros Dibárbora, Francisco Milán, Gerardo López, Celso Gómez y Felipe Prado `quienes
medidos en una verba muy encendida destacaron la finalidad del movimiento social que se iniciaba, apoyando al coronel Perón. Luego, gran parte de la concurrencia recorrió las calles en manifestación, dentro de un gran entusiasmo, pero sin cometer desmanes ni actos de violencia. Y solo se sintió, con interminable insistencia, es estribillo: Perón presidente. (Bernardino Calvo: 1985)
De esta manera, a través de concentraciones masivas y asambleas sindicales,
entre octubre de 1944 y octubre de 1945 los trabajadores y los sectores populares de la sociedad local alcanzaban nuevamente el poder de movilización que los había caracterizado durante la década de 1920-1930. Esta vez detrás de un líder carismático cuyo proyecto político
armonizaba sus orientaciones políticas y sociales, modificando sustancialmente la correlación de fuerzas de los partidos políticos locales, y dando origen al peronismo local.
Gerardo Russo Presidente PJ
Sebastián Capurro Sec. General PJ Verónica Vivo Presidenta Alterna PJ
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