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sábado, 27 de octubre de 2012

Un día se nos fue el flaco. Recordando a Nestor, Unidos y Organizados Villa María


Un día se nos fue el flaco.
No sabemos dónde, ni por qué, y no encontramos la manera de explicar la ausencia. Los poéticos le llaman viaje, los dolosos desaparición, los católicos ascenso, los pragmáticos deceso. Los militantes aún buscamos una forma apropiada de nombrarla. Y nombrar la ausencia es importante sobre todo porque sabemos, y porque sentimos, y porque lo vivimos con la carne y el espíritu, que esa muerte, de entre todas las muertes posibles que pueden tener un hombre o una mujer en el mundo, es la más feliz, la más hermosa, la más amorosa de las muertes.

Un día volvió el flaco.


No pasó mucho, bastaron minutos y la vuelta se acrecentó con las horas. El flaco renació en muchos cuerpos, los cuerpos formaron moles inmensas organizadas contra el egoísmo y las injusticias sociales. Y se colmaron las plazas, y rejuvenecieron los barrios, y la opacidad de la vieja política sumida en los desgastes del tiempo fue derribada a contraluz de una esperanza inconmensurable, y la esperanza se volvió coraje, y el coraje se convirtió en decisión, la decisión fue política, la política cantó los versos susurrados por el pueblo, y el pueblo se convirtió en mole, una mole que late, inmensa, con el mismo y resurgido corazón.
Venimos a recoger los frutos de esta cosecha. Venimos a sembrarte, como dijo el gran Hugo, nuevamente, eternamente, compañero Néstor. Porque no es muerte la palabra que define tu ausencia sino cultivo. Porque no es dolor lo que nos une sino alegría, emoción y un profundo amor militante. Porque no venimos sólo a conmemorar sino a festejar el renacer constante de tu ejemplo.

¿Qué hiciste, flaco, que te recordamos tanto? ¿En qué punto esencial de tu vida y de la historia te nos volviste tan imprescindible?

¿Habrá empezado todo con esa inolvidable bajada del cuadro de Videla? ¿Habremos en ese preciso momento sentido que una acción tan pequeña y al tiempo tan grandiosa podía devolvernos en cierto modo la dignidad y la entereza como pueblo argentino, las luchas arrasadas por el egoísmo y la planificación de la muerte realizada por los entregadores de la patria? ¿Habrán sentido las MADRES y las ABUELAS que algún hijo volvía enarbolado en las esperanzadas banderas que treinta años atrás le habían costado la vida pero no los sueños? ¿Sospechamos breve, minúsculamente, por un momento, que asesinos y torturadores, empresarios del crimen, santos burócratas de la culpa y el perdón, administradores de la paz y la ley, gestores de la política del hambre y la desazón iban a ser juzgados y condenados por la decisión de un Estado del que vos, flaco, nos enseñaste sobre todo a los jóvenes, su verdadero significado?
O tal vez sea el recuerdo casi lúdico, esbozado entre sonrisas, de tu estrategia increíble, en aquella Cumbre imborrable, cuando le chantaste una cachetada bien latinoamericana y popular al imperialismo yanqui y le dijiste “no más” al ALCA. Tal vez sea la cara asombrada de Bush, el repentino girar de acontecimientos, el orgullo de decir “mi presidente, el presidente de un país bananero (como dicen muchos por ahí) le dijo que no a los gringous”. Qué felices nos hiciste, flaco. Tal vez sea esa UNASUR de ensueños o ese MERCOSUR fortalecido. Tal vez sean todas esas cosas juntas.
¿Qué hiciste, flaco? ¿Será la convicción política de que sólo un pueblo educado es más libre y más igualitario? ¿Será que nos demostraste que se puede creer en la educación pública y que para esto no son necesarias sólo palabras bonitas y correctas sino también recursos y decisión por parte del Estado? ¿Será que un seis por ciento del PBI es un acto no sólo económico, sino también político, sino también militante?
Flaco, si hasta a la economía nos la volviste una materia del amor. Podrán muchos decir cuánto daño el kirchnerismo le ha hecho al campo. Esa es la lengua del poderoso, flaco. El pueblo, el sentir del pueblo, sabe que los hijos se alimentan con pan, se educan en la escuela pública, se visten, tienen techo, juegan, duermen, y pueden soñar con un país cada día mejor. El pueblo, flaco, se acuerda cómo vivían sus hijos en la época de la pizza y el champán. El pueblo vio morir a sus hermanos mientras sus gobernantes se escapaban por el techo de la Casa Rosada. Lo otro es puro cuento.
Cuánto has batallado, hermano, compañero. Las corporaciones de los medios, la infatigable lucha encarnada al interior de nuestra matriz ideológica, de sentidos. Un núcleo candente, riguroso, preestablecido, que quijotescamente, minuciosamente has horadado. Perdón, estás y estamos horadando.
¿Será la juventud en la calle? ¿Será el trepitar tumultuoso de las voces, de los pasos, de la lucha y los proyectos de los jóvenes, tan inclaudicables? ¿Será la pasión de esa lucha, la vitalidad, la esperanza?
Debe ser nomás, flaco querido, que te sembramos, porque estamos todos acá con el corazón en la mano recordándote y que late a mil por hora por que estamos seguros que vos viniste a señalarnos el camino de patria, el camino de la liberación, y te sembramos y florecieron mil pibes que están al lado de Cristina, mil flores. 

Como vos querías.

UNIDOS Y ORGANIZADOS, VILLA MARÍA
PJ DIGITAL CÓRDOBA
PJ VILLA MARÍA

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